El conocido profesor, Guillermo Ruiz Guevara afirma que si alguna institución educativa tiene un programa de Educación Virtual, entonces comete un grave yerro, pues la educación, el proceso de transformar, no es ni será jamás virtual.
Gestión, publicación especializada en economía y negocios, publica en primera página, hoy 24 de marzo, que “Fiscalizarán planes de educación virtual…”. Cuestión para el análisis. Primero, habrá de excusar a los periodistas del diario citado, porque no es un tema que conozcan, ni sus bases disciplinarias ni su proceso.
¿Educación Virtual fiscalizada?
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 25 de marzo 2020) Segundo, lo que colocan en primera página no se condice con la página 20 de la misma edición, donde se refieren a la supervisión de programas de educación virtual. Sustantiva diferencia entre fiscalizar y supervisar. Fiscalizar sería inapropiado, porque no hay norma que lo obligue, por lo tanto, no hay incumplimiento; tampoco existen lineamientos oficiales sobre la materia. Supervisar, a partir de la presentación de planes, es comprensible. El acto de “sobre ver y prever”, que es la esencia de la supervisión, resulta oportuno, lo que funcionaría a la sola directiva de requerir tales planes, aunque no existan norma ni lineamientos, pues bastaría con introducir el concepto de proceso experimental.
Tercero, la educación funciona sobre seres reales, es un conjunto de procesos; centralmente son el de enseñar y el de aprender. Siendo así, lo de virtual (copia o simulación de lo real) no encaja como adjetivo de la educación. Si el ministro Benavides utilizó este término, será por el uso y costumbre de la frase y porque es un sociólogo que, aunque tiene experiencia docente, no es un especialista en educar.
El cotidiano contemporáneo está lleno de neologismos y frases rimbombantes, generalmente mal traducidas o asimiladas sin cuidar el buen hablar, lo que no conviene que un ministro lo repita, pues otros lo repetirán y el sinsentido se ampliará.
Cabe destacar que el proceso de enseñanza si es gestionable de forma virtual, no así el proceso de aprendizaje que necesaria y funcionalmente es un fenómeno real.
Buen momento para definir algo que desde 1987 se pretende, cuando se creó el Proyecto Nacional de Informática, que es la informatización del proceso educativo; hoy, mejor aún, la Educación Digital. Nótese que son definiciones consistentes y no fraseos técnicamente insubsistentes. Detallando que fue en 1985 que ingresaron las primeras computadoras a aulas peruanas, al colegio privado Reyna de los Ángelss, en La Molina, y luego al colegio estatal José María Eguren, en 1987.
A la fecha, entre computadoras, conectividad y mobiliario, durante poco más de treinta años, desde que la primera computadora ingresó a una escuela peruana, se han invertido más de mil quinientos millones de dólares y el resultado no muestra nada bueno. Y es que se privilegió al equipo y la “moda”, se demoró en formar maestros para metodologías que hagan uso del tratamiento de información, antes, durante y después de la computadora.
Lo grave es que no se consideró el ejercicio de las habilidades de observación, análisis, organización e interpretación; se insertó la computadora en el supuesto que esta era una caja mágica.
Mucho por hacer. Veremos si ahora se pedagogiza la ciencia de datos y lo anunciado sobre la supervisión de los planes de la enseñanza virtual, esto es lo que debe ser; y que no se circunscriba a un mensaje utilitarista y efectista desde el Ministerio de Educación.