El conocido ejecutivo tecnológico, Carlos Espinoza, nos envía un artículo de su autoría y dice que un problema recurrente cuando hablamos de nuevas tecnologías es la terminología, ya que los investigadores deben asignar nuevos nombres a sus descubrimientos o a los enfoques que proponen para enfrentar problemas actuales o los desafíos del desarrollo.
En el caso del término transformación digital, se trata de un concepto que no es nuevo ya que las tecnologías de información son, intrínsecamente, una fuerza transformadora.
Transformación Digital ¿Moda o Concepto trascendente?
El articulista afirma que la transformación digital no se puede tomar a la ligera, existe abundante contenido y argumentos para un cambio en el quehacer cotidiano y para bien.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 11 de noviembre 2020) Por ejemplo, en el documento “Gobierno Electrónico – Un marco estratégico para servicios públicos en la Era de la Información” [1] de hace 20 años, la Oficina del Gabinete (Cabinet Office) de Reino Unido, decía lo siguiente:
El gobierno electrónico establece un rumbo estratégico para la manera en la que el sector público se transformará a sí mismo, mediante la implementación de modelos de negocio que aprovecharán las posibilidades de las nuevas tecnologías.
Si bien el término no es nuevo, el fenómeno en sí de la transformación digital sigue ocurriendo ante nuestros ojos: es la evolución de las organizaciones y es la nueva fuente de crecimiento, eficiencia y rendimiento en un mundo cada vez más digital. Aparecen nuevos canales de comunicación y entrega de servicios a clientes internos y externos (incluyendo los cada vez más populares dispositivos móviles) y se posibilita la toma de decisiones con base en procesos que incorporan volúmenes cada vez mayores de datos.
Queda claro entonces que sí nos interesa tener una definición “canónica” de transformación digital.
La OCDE define transformación digital como el “proceso de adopción de herramientas y métodos digitales por parte de las organizaciones, generalmente aquellas que no han incluido el factor digital como parte de sus actividades principales o no se han mantenido actualizadas con el ritmo del cambio en las tecnologías digitales” [2]
Entonces, estamos hablando de un concepto referido al alcance (en la organización o grupo de organizaciones) en el uso de las tecnologías digitales. Surgen entonces dos alternativas: podría entenderse como transformación digital la simple adopción de tecnologías digitales o por el contrario diremos que hay una transformación digital cuando las tecnologías de información se usan ampliamente en la organización o por lo menos en todos los procesos principales.
La consultora Gartner es partidaria de la primera opción, tal como figura en su glosario:
La transformación digital puede referirse a cualquier cosa, desde la modernización de las TI (por ejemplo, computación en la nube) hasta la optimización digital y la invención de nuevos modelos organizacionales digitales. El término se usa ampliamente en organizaciones del sector público para referirse a iniciativas modestas como poner servicios en línea o modernización de lo heredado. Por lo tanto, el término se parece más a “digitalización” que a “transformación organizacional digital”.
Por el contrario, George Westerman, investigador principal del MIT y autor –conjuntamente con Didier Bonnet y Andrew McAfee- de Leading Digital: Turning Technology Into Business Transformation [3], afirma que la transformación digital señala un replanteamiento radical de cómo una organización combina tecnología, personas y procesos para mejorar radicalmente el desempeño empresarial.
En otras palabras y tomando como base el modelo para el cambio organizacional PPT (procesos, personas, tecnología) , podemos decir que Transformación Digital es la incorporación de las tecnologías digitales en todos los procesos de la organización para su mejora radical y así entregar mayor valor a los clientes. Esto se debe acompañar por el necesario cambio cultural que resulta siendo fundamental, tal como lo señalan Forrester, Boston Consulting Group y Harvard Business Review.
¿Qué tan complicado es hacer transformación digital?
Desde 2012, la consultora McKinsey realiza encuestas mundiales sobre transformación digital, donde se pregunta a los encuestados si sus organizaciones realizaron esfuerzos de transformación digital en los últimos cinco años y si estos esfuerzos fueron exitosos, entendiendo transformación exitosa como aquella que, según los encuestados, fue muy o completamente exitosa tanto en mejorar el desempeño de la organización como en equiparla para mantener esas mejoras a lo largo del tiempo.
Los resultados de las 4 encuestas desde 2012 hasta 2018 han sido: 20%, 26%, 20% y 16% respectivamente.
Queda claro entonces que la transformación digital no es algo trivial ni que se pueda dejar al azar, incluso en empresas privadas que dedican importantes recursos humanos y financieros a los proyectos de innovación con tecnologías de información.
Lo valioso de la encuesta de McKinsey es que los encuestados que reportan éxitos en sus organizaciones señalan 21 prácticas que hacen que una transformación digital tenga más probabilidades de éxito, las cuales se pueden clasificar en cinco categorías: liderazgo, desarrollo de capacidades, empoderamiento de los trabajadores, actualización de herramientas y comunicación.
Hacia una Estrategia Nacional de Transformación Digital
En marzo de 2019 la OCDE presentó su informe Going Digital: Shaping Policies, Improving Lives. Este documento es una guía de políticas públicas en transformación digital teniendo como objetivos el bienestar social y el crecimiento económico. La guía contiene siete principios que son transversales a las políticas públicas y que pueden servir a su vez de objetivos:
Acceso: posibilidad de utilizar las comunicaciones digitales, infraestructuras, servicios y datos por parte de todos los actores del sistema socioeconómico.
Uso: uso efectivo de las tecnologías por parte de las empresas tanto grandes como pequeñas, los gobiernos y las personas para el crecimiento económico y el bienestar social.
Innovación: acciones para promover el emprendimiento digital, la ciencia abierta, la difusión del conocimiento y la investigación científica.
Trabajo: reconocimiento que el mercado laboral requiere una adaptación a los cambios tecnológicos, apoyando una protección a los trabajadores durante la transición y que garantice oportunidades para los menos cualificados.
Sociedad: tecnologías para cerrar brechas sociales e inequidades.
Confianza: reconocimiento de que la economía digital depende de relaciones de confianza, protección de los datos de la ciudadanía.
Apertura del mercado: mercados digitales abiertos a la inversión extranjera, reducción de barreras y promover el comercio electrónico.
Es claro que cualquier conjunto de políticas que busque mejorar resultados en las siete dimensiones debe ser parte de una estrategia integral. En algunos países se le denomina “Estrategia de Economía Digital” (antes se le llamaba “Agenda Digital”) y esto debería estar enlazado con el enfoque de gobierno integrado (whole-of-government).
El desarrollo de una Estrategia Digital a nivel país también es objeto de atención por parte de OCDE, para lo cual ofrecen un kit de herramientas Going Digital, que está diseñado para ayudar a los gobiernos a desarrollar e implementar con éxito una Estrategia Digital y proporciona recursos clave que incluyen indicadores y orientación de políticas.
Who is Who
Carlos Espinoza Alegría cuenta con amplia experiencia como ejecutivo y consultor.
MBA en ESAN, egresado del PAD de la Universidad de Piura y del Centro de Altos Estudios Nacionales – CAEN.
Docente en la Maestría de Gestión Pública de ESAN, de la Universidad Continental y de la Escuela de Gobierno de la PUCP.
Miembro del Consejo Consultivo de Gobierno Digital de la UTEC.
Especialidades: Gobierno Digital, Planeamiento, Gestión Pública
Un Comentario
Miguel Juan
Muy ilustrativo Carlos, ojala lo tengan en cuenta en los niveles correspondientes.
Saludos y abrazo.
Miguel