Sunedu puso al descubierto el bajo rendimiento académico que brinda la Universidad Nacional de Ingeniería a la sociedad en los últimos años. América Sistemas publicó en sus ediciones anteriores pormenores (aquí y aquí) de su realidad, ahora transmitimos en su integridad la contrariedad de un destacado profesor de la UNI expresando un profundo sentimiento de desconcierto. Sus autoridades, comenzando desde el rector tienen que hacer algo al respecto, no se puede seguir así, lo decimos con el más profundo respeto hacia esta institución académica gestora de brillantes profesionales que han dado y siguen dando lo mejor para tener un Perú mejor.
Fiel transcripción del blog del Ing. Eco. Adolfo Cueto B. profesor de la UNI
Evitamos mayores comentarios o juicios de valor, sencillamente usted amigo lector saque sus conclusiones.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 28 de setiembre 2022) DESAZÓN
Terminada la clase virtual de Economía General, curso que tengo a mi cargo desde hace más de 24 años (antes se denominaba Teoría Económica y ahora con la nueva malla curricular se cambió la denominación, se redujo el número de créditos y, por ende, se tuvo que adaptar el sílabo al menor número de horas lectivas) un sentimiento de profunda desazón me invade. La verdad no esperaba que lo ocurrido en clase pudiese afectar de esa manera mi estado de ánimo; sin embargo, transcurrida más de hora y media de culminada la clase sigo afectado.
Me han venido a la mente muchos recuerdos sobre mi época estudiantil y la enorme diferencia que percibo con respecto al tipo de alumnado de hoy. Anteriormente, el docente gozaba de lo que se llamaba “libertad de cátedra”, en mérito a lo cual llevaba el curso de la manera, que, a su criterio, era la mejor con la finalidad de que el alumno aprendiese los contenidos de la materia que dictaba. Gracias a esa libertad de cátedra podía explayarse en su disertación incluyendo temas o casos relacionados con la temática tratada y que servirían, según su opinión, para mejorar la comprensión del educando. Muchas veces, ello fue originado por las preguntas de su auditorio que, ávidos de conocimiento, participaban de la clase con cierta frecuencia.
Actualmente, sin embargo, y a pesar de que la concurrencia dispone, prácticamente, “al alcance de la mano”, de abundante información, que podría enriquecer aún más el desarrollo de los temas y con ello ampliar el conocimiento sobre lo tratado, ello no sucede. Por el contrario, la participación es casi nula. Sólo se limitan a asistir y cuando el docente inquiere sobre si se ha entendido lo explicado o si tienen alguna pregunta obtiene como única respuesta, el silencio. A pesar que esta pregunta les es formulada, perseverantemente, diez minutos antes del término de cada sesión de forma que se tenga la holgura de tiempo para la respuesta. Además, en cada inicio de una nueva sesión de clase, se les efectúa la misma pregunta: “¿tiene alguien, alguna duda sobre lo tratado en la clase anterior?” El aula permanece muda. Tampoco hay mensajes por el chat. Nada. Asimismo, es de su conocimiento, desde el primer día de clases, que si hubiese alguna duda o no se ha entendido algo pueden interrumpir, libremente, en cualquier momento durante la explicación del docente. Nada nunca nada.
Llega el momento de las evaluaciones periódicas y las notas no hacen sino ser el fiel reflejo de esta apatía. Entonces, por ahí, no falta alguien a quien se le ocurre quejarse ante la representación estudiantil la misma que, inmediatamente, solicita a la autoridad tome “cartas en el asunto” y averigüe el por qué de las “malas calificaciones” obtenidas en el curso del que me ocupo.
Felizmente, las clases quedan grabadas y resulta totalmente evidente la falta de participación del alumnado por más esfuerzos que realiza el docente.
Se ha iniciado el ciclo correspondiente al 2do semestre y me encontraba resolviendo la prueba de entrada explicando detalladamente sobre el ámbito de aplicación del IGV (ya que una de las preguntas, para marcar verdadero o falso, se refería a si el IGV se aplicaba a todos los bienes y servicios de producción nacional) y quise compartir la metodología del cálculo del IGV en un hipotético caso de una importación de celulares. La explicación era mostrada, paso a paso, lentamente, en word, aprovechando para detallar los términos usuales en importación y su significado en español. Los cálculos eran efectuados, a iniciativa del docente, con la participación de quienes asistían a la clase (muchos dictaban los resultados y/o los enviaban por el chat). Sin embargo, en algún momento, una persona asistente a la clase y haciendo uso del chat, hizo la pregunta sobre si vendría algún ejercicio de este tipo en alguna práctica y/o examen.
Mi respuesta fue afirmativa puesto que todo lo que se desarrolla en clase podría venir en alguna prueba. Por esa razón es que estaba explicando este caso con mucha paciencia. La respuesta, la verdad me tomó por sorpresa, ya que no la esperaba y me dejó anonadado: “en ese caso, no siga profesor, no deseo aprender nada adicional a lo que figura en el sílabo”. Respuesta que no fue aislada, sino que fue respaldada por parte de la concurrencia. Así las cosas, no tuve más remedio que dejar de “ampliar el conocimiento sobre el tema” – no vaya a suceder que después de clase formulen una nueva queja ante la representación estudiantil “por no sujetarme estrictamente al sílabo” y la verdad a nadie le gusta tener más problemas de los que ya tiene.
Después de tantos años de enseñanza, en mi alma mater, no puedo menos que experimentar un sentimiento de desilusión, de tristeza ya que percibo que se ha involucionado ostensiblemente y lo que ahora busca, quiere, desea el estudiante es APROBAR y no necesariamente aprender. Es una pena.
¡Cómo se extraña la libertad de cátedra y a aquellos estudiantes ávidos de conocimiento!!!!
4 Comentarios
Guillermo Ruiz
El título “La desazón en la UNI”, debería ser “La involución generacional observada en todas las universidades”. Asistimos a confusiones diversas. Una es el mito de la generación digital, los niños siempre serán más audaces que los adultos, pues no tiene límites provocados por el miedo ni estereotipos producidos por la excesiva cautela, así que presionan botones y funciones de los equipos sin medir si se malogra, así descubren la reacción del equipo (PC, móvil u otro) y van aprendiendo a manejarlo. Sucedió en los 50-60 del siglo pasado con el TV, luego en los 70-80 con el control remoto, después con el Betamax y otros equipos. Y seguirá sucediendo porque la curiosidad y la imaginación brota, sin auto-cuestionamientos. De otro lado, la calidad de la enseñanza desmejoró, eso se analiza en todas las Facultades de Educación. Y sobre la PC, nunca fue verdad que haría más inteligentes a las personas. El desarrollo del razonamiento estructurado está en crisis, porque a los educadores actuales les siguen enseñando educadores que se formaron en las teorías y prácticas de los 70-80; muy poco cambió en la forma de enseñar. Por ejemplo, en ninguna Facultad de Educación se enseña a enseñar la matemática de modo experimental, lo que si se puede hacer, para todo el currículo de primaria-secundaria. Desde los 80-90 asistimos a un empobrecimiento de la formación de educadores y a un avasallamiento de los educandos por el “profesor-TV”, así como a la inclinación por la ludopatía que facilitan los juegos audiovisuales y ahora la “dependencia existencial” en el móvil-chat. El caso, señores, no es un problema solo de la UNI, esto es un error; el problema sustantivo es que el “mercado de influencias digitales” sumado al facilismo para aprobar la secundaria proporciona a la universidad jóvenes cada vez menos identificados con la creatividad, la lógica, la criticidad, el esfuerzo y el afán de superación. Cuando aparece uno con tales características, pareciera que estamos frente a una especie en extinción. Corresponde elaborar acuerdos de mayor exigencia. La empresa contemporánea y el nivel de competitividad a que se obligan, requiere del pensamiento sistémico, cuyo anclaje es el razonamiento complejo o experto, ¿Saben los docentes de básica regular lo que tienen que hacer para dar los fundamentos para alcanzarlo? La universidad debe ser un laboratorio de desarrollo del pensamiento sistémico, de destrezas y potencialidades, de conocimientos y habilidades intelectuales para innovar y producir. Pero no se tienen los insumos. La didáctica digital no se enseña aún en las facultades de Educación, los docentes van aprendiendo en la experiencia, la tabla de preguntas la manejan sin ser parte de una estratega estructurada, la comunicación gestual y la impostación de la voz aún no son parte del acto de enseñar. Esto último es un asunto ya formulado, que será parte de un curso de didáctica digital que ofrecerá la Escuela Central de Postgrado de la UNI, en pocos días. Que se sepa, será la primera universidad en ofrecer esta especialidad a su plana docente. Finalmente, entre otros, por favor, no repitan eso de habilidades blandas que es un grave error de traducción, no se quiere profesionales blandos, se exigen profesionales con destrezas potenciales.
Samuel
Comparto la desilusión del profesor Adolfo Cueto, ya que he dado curso cortos y charlas a alumnos de varias facultades del UNI, mi alma mater, y he percibido en los últimos años un incremento gradualmente del desinterés por aprender más o dominar el tema o experimentar. Si buen es cierto que los profesores o instructores hemos tenido que aprender a manejar las herramientas audio visuales, no todos logran un manejo atractivo para los estudiantes, lo que me ha llevado ha indagar las presentaciones más atractivas organizadas para estudiantes de pregrado o por ellos. Siendo sincero me sorprendió el alto nivel audiovisual e interactivo, pero de muy bajo nivel de complejidad en los conceptos e ideas vertidos, así como de las preguntas y peor celebrar el “nivel lúdico”, que si bien la pedagogía lo recomienda, no creo que se deba abusar o elegir lo fútil en lugar de lo útil. lo cual me hizo sentir desilusión de la capacidad de las generaciones profesionales futuras, las cuales requieren y requerirán herramientas más complejas y potentes para lidiar con problemas más complejos de nuestra país. Aún más, veo un futuro incierto para la ciencia y la tecnología en nuestro país y peor aún si se sigue fomentando el proteccionismo de las autoridades como si fueran padres sobre protectores “dando caramelos en lugar de frutas nutritiva” por que con eso los mantienen contentos a los “niños alumnos”.
Espero, como en toda generación, que aparezcan grupos de jóvenes que busquen retomar el camino del esfuerzo, la curiosidad y el afecto por el conocimiento.
Saludos
Oscar Berrocal
Buenas.. Considero que los Jovenes que ingresan a la UNI, son por merito a un examen exigente. Esto quiere decir, que se han preparado. Le compete a la UNIVERSIDAD, personal que gestiona y dirige la UNI, el dar las capacidades intelectuales y emocionales a los futuros ingenieros. Los PROFESORES deben de ser la primera fila para cumplir con este objetivo y ser mas exigentes y creativos. Motivando y utilizando los medios modernos para ese fin. ( transformacion digital)
Fredy
sin duda dictar cursos por medios digitales, es todo un reto, por ejemplo si ensenas matemática básica entonces no puedes preguntar si entendieron la clase o si hay alguna consulta como si se hacia cuando era presencial y podías al menos mirar las caras de los asistentes y saber su conformidad, para este caso hay cambios en la metodología, la alternativa es por ejemplo en cada paso o en cada tiempo de avance hacer una pregunta con respuestas a y b (máximo c) y preguntar que marquen cuantos están de acuerdo con la respuesta “a” ó “b”, esto es similar cuando en motivaciones grupales el locutor pregunta quien aplaude más los hombre o mujeres?, la respuesta ya no va ser el silencio.