A la nueva economía o e-Economy algo le faltaba. Existen muchísimos casos de empresas que soportados por la tecnología nacieron y triunfaron gracias a que sus mentores comprendieron sus posibilidades y que a partir de una visión crearon modelos de negocio completamente “disruptivos”. Industrias como la de taxis, musical, hotelería, el turismo, los créditos, la venta minorista entre otras. En Perú tenemos casos notables dignos de mencionar, citemos a Cine Papaya que permite comprar entradas de cine sin hacer colas, Culqui otra APP móvil que permite experiencias de compras rápidas y seguras desde tu Smartphone o el laboratorio de análisis clínicos en Juliaca (Puno) de nuestro lector Percy que envía la radiografía a tu móvil y en simultáneo a tu médico para el respectivo diagnóstico, en el mundo hay casos emblemáticos como Airbnb, Amazon, Alibaba, la misma Facebook, entre otras.
Computación cognitiva…el reto del Big Data
Sin duda, fueron estos visionarios los primeros que se animaron y el haber usado inteligentemente la tecnología les dio una enorme ventaja competitiva. Hoy casi todos nos acostumbramos a lo digital (incluso los que sumamos cinco o seis décadas), somos prolíficos generadores de contenidos digitales y compartimos cada vez más experiencias con amigos, familiares y conocidos en las redes sociales, subimos videos a YouTube y usamos Snapchat. Nos viene a la memoria que antes la generación y el uso de información digital era de dominio casi exclusivo de gobiernos y empresas. Hoy, en cambio, la música que escuchamos, las fotos y videos que vemos, los estudios médicos que nos hacemos e incluso lo que en este momento estamos escribiendo, nacen digitales.
Nos llega info que sólo este año la humanidad va a generar un volumen de datos igual al 44% de los datos que había generado en toda la historia. Un 80% de esa nueva información está fuera de los sistemas de las empresas, porque son datos no estructurados, que en su mayoría es información que cada uno de nosotros generamos para ser consumido por otras personas, como posteos en redes sociales, videos, estudios, leyes o datos climáticos. La computación tradicional no cuenta con la tecnología para procesar datos no estructurados. Se estima que para el año 2020, un 93% de la información será no estructurada. Como ejemplo, la cantidad de publicaciones científicas en medicina se duplica cada 1,5 años. En el 2020, se estima que esa información se va a duplicar cada 73 días.
El gran desafío ad-portas
Hay que tener en cuenta que el desafío en la economía digital es poder procesar el enorme volumen de datos, que se generan a una velocidad creciente y que tiene una variedad nunca antes vista. La pregunta cae de madura… Cómo hacer uso inteligente de esos datos que se encuentran disponibles y no usamos (y a veces ni miramos), es uno de los interrogantes que surgen.
Hasta hace unos años, un ingeniero o médico que aspiraba a estar actualizado en su disciplina podía leer toda la bibliografía de su especialidad. Esto ya no es posible. Una empresa que vende productos por Internet buscaba mejorar su sitio y sus ofertas con la esperanza de agradar a sus clientes, de quienes sólo conocía su historia de compra. Un banco atiende a sus clientes a través de sus sucursales y call centers, y cuando demoran en atenderlo, el cliente se resiente y con razón.
Ahora, sí amigo lector… ahora la computación cognitiva entra al ruedo. Este nuevo grupo de tecnologías disponibles abiertamente en la nube, tienen 3 particularidades que las diferencian: entiende lenguaje natural, o sea que se comunica en nuestro idioma; puede aprender de los datos que se le cargan; y razona y desarrolla hipótesis en base a lo que aprendió para responder una pregunta o hacer una recomendación. Estas tecnologías tienen un impacto tan importante en la forma de trabajar, de educarnos, de recibir servicios de salud que inauguran una nueva era de la computación, conocida como computación cognitiva. IBM con Watson es un ejemplo que lo trataremos en otro momento.
No hay duda de que el cambio de paradigma es fuerte: estas tecnologías se entrenan, no se programan. Es importante conocer que NO necesitamos saber lenguajes de programación, podemos comunicarnos en español coloquial. La computación cognitiva nos permite trabajar con el sistema, como si tuviésemos un asesor experto y extremadamente rápido para aprender. El potencial transformador es enorme en todas las áreas de una organización, sea la atención al público, la generación de campañas, la optimización de los activos de la compañía, la gestión del riesgo, el cumplimiento regulatorio, el análisis de contratos, etc. Todo espacio donde nos encantaría tener al lado a un experto con años de experiencia en un tema, podemos entrenar un sistema cognitivo para que asesore a nuestros empleados. Interesante, verdad?
Conocimos que ya existen organizaciones como The North Face, que utilizan tecnología cognitiva en su sitio web para incorporar un asesor virtual que dialoga con el cliente para ayudarlo a llegar a su mejor elección y sobre todo comprenderlo. Un banco que antes demoraba en atender al púbico, ahora usa esta tecnología para asistir al cliente en consultas y alta de productos, y en asignarle al responsable de las cuentas que se adapte mejor con su personalidad.
Otra… Una agencia gubernamental brinda asesoramiento impositivo a los contribuyentes usando un asesor cognitivo. Y esto es sólo el principio. En esta era cognitiva que comenzó, cada empresa puede diferenciarse a partir de generar capacidades y modelos de negocio cognitivos que mejoran sustancialmente todo proceso que involucre la toma de decisiones y comprender con más exactitud qué está pasando. Está todo ahí, en el inmenso océano de datos a los que la computación cognitiva nos puede ayudar a encontrar el sentido.
A la economía digital le faltaba la era cognitiva. Las organizaciones de todo tipo disponen ahora de una fuente de ventaja competitiva. La tecnología ya está lista, sólo hace falta animarse a hacer la diferencia. Usted qué dice amigo lector?