Fernando Espinal Kohler, director de proyectos de AITIL, desarrolla este interesante artículo de su autoría y menciona que el cambio (o si el lector prefiere, la Transformación) es inherente al ser humano. Es lo natural, lo cotidiano. El cambio es una constante en nuestras vidas, especialmente en las actividades productivas que desarrollamos día a día, sean estas financieras o no, rentables o no, del sector privado o del sector público, en emprendimientos individuales o colectivos, desde empresas familiares hasta las grandes corporaciones. Sigamos leyendo el desplegado amigo lector, es sin duda alguna de mucha utilidad.
La Dimensión Humana de la Transformación Digital del Negocio
El cambio o la transformación digital, como queramos llamarle, comienza y termina con el ser humano, como elemento inherente al cambio, menciona el autor.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 14 de febrero 2018) No es posible transitar el camino hacia la Transformación Digital del Negocio (o de la Organización, en su sentido más extenso) excluyendo la dimensión humana. Al contrario, la Transformación Digital comienza desde el individuo, desde la persona. Es más, su génesis se gesta en la mente humana. Todo comienza por un pensamiento, quizás motivado por una inquietud innovadora, por la necesidad de renovarnos o al darnos cuenta que estamos atrapados en una inercia; estancados en la rutina de nuestra zona de comodidad mientras observamos cómo la centrífuga que genera la vida moderna nos va lanzando fuera del juego.
Sin embargo, observamos que muchas organizaciones definen sus metas y dan sus primeros pasos hacia la transformación digital con una visión sesgada hacia lo meramente tecnológico. O, peor aún, sin una clara visión o entendimiento compartido de lo que significa una transformación digital; pareciera ser sencillamente el término de moda y por lo tanto debe ser incluido en el argot empresarial, en los planes estratégicos.
Si la transformación digital implica el uso cada vez más intenso y extenso de la tecnología en las labores del día a día, ¿hemos identificado los blancos de cambio a quienes está dirigida dicha transformación? Es decir, ¿hemos analizado cómo se afecta al ser humano que pretendemos sea el usuario de esta evolución que es tecnológica, que es social y que es humana? ¿Entendemos bien el entorno (y el interno) de esas personas? ¿Sus dolores y necesidades? ¿Sus deseos y expectativas? ¿Sus realidades? ¿Sus miedos?
Si la transformación digital no contempla la dimensión humana dentro del contexto del problema que pretende solucionar, fallará en sus objetivos y se convertirá en otra moda pasajera, en dinero y esfuerzo invertido con escasos resultados. Es necesario que los proponentes de dichos cambios se pongan en los zapatos de la comunidad usuaria que pretende servir. Es necesario lograr un alto grado de empatía, vivir lo que ellos viven antes de lanzarse a ciegas a dicha iniciativa. Es necesario definir la visión y estrategias de transformación digital que conlleven a un diseño de solución centrado en la gente, en las personas, en el ser humano. Es necesario el compromiso de la Alta Dirección. Para lograrlo tenemos a nuestro alcance herramientas como Design Thinking, Coaching y Mentoring, así como marcos de trabajo ágiles que permiten obtener victorias tempranas mientras transitamos el camino hacia la transformación digital del negocio.
Queda claro, entonces, que la transformación digital comienza en el ser humano y termina en el ser humano. En un ser humano satisfecho y feliz, tanto en su rol de proponente de cambios inherentes, coherentes e innovadores, como en su rol de receptor de sus beneficios.