Crónica de una APP de rastreo que tenía todo para que de manera responsable y manejo técnico profesional poder hacerle frente al Covid19, lamentablemente no fue así, tuvo un rotundo fracaso, los especialistas afirman, que de haberse gestionado de manera eficiente, seguramente los muertos en nuestro país, hubieron sido mucho menos, el relato apunta a improvisación, desconocimiento, ego, entre otras cosas de parte de funcionarios de la Secretaría de Gobierno Digital de la PCM -SEGDI-. Nos eximimos de mayores comentarios.
Crónica de la app “Perú en tus Manos” según sus protagonistas
El relato corresponde a una de las más frustrantes odiseas burocráticas en las que se vio envuelto el Estado Peruano, se afirma que sus científicos y/o creadores miraban de lejos con impotencia cómo su trabajo se vilipendiaba en el internet.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 25 de agosto 2021) La respuesta llegó: sigan adelante, de momento, el ministerio de vivienda albergaría el proyecto. Les llamó la atención que fuera ese ministerio el enlace, pero continuaron. Diez días después recibieron el primer cambio de orden, aunque nunca se supo quién lo dio: el proyecto estaría bajo la supervisión de la Secretaría de Gobierno Digital de la PCM, al mando del Marushka Chocobar, que había trabajado para Microsoft.
Singapur acababa de estrenar su rastreador digital, pero el código no era público. Luego se abriría mucha información, pero en ese momento no se sabía bien qué era. Había que comenzar por lo básico. Una de las incógnitas que solo el tiempo irá revelando será conocer por qué razón fracasaron tan rotundamente los instrumentos tecnológicos que nos habrían servido en la lucha contra el virus. El principal de ellos fue el diseño y puesta en práctica – es decir, su implantación en millones de teléfonos – de una aplicación que permite el rastreo de contactos de los posibles contagiados. La historia provisional de esos intentos es una de las más frustrantes odiseas burocráticas en las que se vio envuelto el Estado Peruano, y que observó de lejos, con impotencia, el grupo de científicos que se embarcó en la construcción de la herramienta.
Mientras ellos trabajaban en su propuesta para hacer el contact tracing digital, un grupo de empresas privadas había ofrecido al gobierno crear una herramienta que consistía, básicamente, en mostrar un mapa estático, triaje digital y algunas cifras referenciales. Chocobar decidió colocar ambos equipos bajo su mando (aunque los mantuvo separados), los cuales trabajaron desordenadamente por un tiempo, hasta que el economista Gianmarco León-Ciliotta reclamó que se pretendiera «hacer un Frankenstein con la app de trazador de contactos, lo cual desaprovechaba por completo su utilidad. Iban mal, pero seguían hasta que, el 3 de abril, sin avisar al grupo de científicos, se lanzó la app Perú en tus Manos. No lo podíamos creer. Habían lanzado algo que no estaba terminado y que en esas condiciones incluso podía resultar contraproducente», recordaba Lucía del Carpio. «Había una mezcla de egos, negligencia, mediocridad, no entendíamos bien».
La pandemia empezaba a alcanzar su punto más peligroso, por eso insistieron – esta vez, con Alva del MEF y Zamora del Minsa- para que se diera prioridad y presupuesto a la app de rastreo, «lo único útil como contención tecnológica», repetían. El proyecto de algoritmos -permitía identificar a todas las personas que habían estado a menos de dos metros de distancia de un caso positivo en los últimos catorce días, durante al menos unos 5 a 10 minutos – paso finalmente a mano del Minsa, mientras eran testigos del pronto fracaso de Perú en tus Manos.
« Tenía unas fallas garrafales, nunca hizo trazado de contactos, nunca confirmaron quiénes eran los usuarios de los teléfonos, ni se pidió DNI. Era una locura», recuerda Del Carpio. Por otro lado, no se había preparado la respuesta de los sistemas de salud para cuando el rastreador comenzará a enviar los casos detectados. Todavía hubo otros cambios que descolocaban el trabajo. La entrada de Walter Martos al premierato suspendió todo por un tiempo. La señora Chocobar dejó el cargo por problemas contractuales y cuando regresó, ´arranchó´ nuevamente el proyecto para tenerlo bajo su control.
Otro tanto sucedió con el ingreso de Pilar Mazzetti al Ministerio de Salud, que devolvió todo a foja cero. Así pasaron meses entre la decepción y la esperanza, entre la ineficiencia de la PCM y la lentitud del Minsa. Por último, los científicos aceptaron una sugerencia de Zamora: mirar Ancash, donde un grupo de empresas mineras, junto con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y la Organización Panamericana de la Salud, estaban llevando adelante una respuesta sanitaria integral. Ancash había recibido como donación un lote importante de pruebas moleculares, sin las cuales el rastreador quedaba incompleto.
El aplicativo, con todos los estándares de seguridad fue bautizado como Alerta Covid y quedó listo para ser estrenado el 30 de noviembre. Habían pasado ocho meses y 12 días desde que comenzaron el proyecto. Y ni siquiera entonces tendrían luz verde. Por temas de agenda de la ministra Mazzetti se postergó el lanzamiento, y luego, cuando ya estaba todo listo para ejecutarse el plan piloto en esa región, el gobernador Juan Carlos Morillo fue detenido y recluido preliminarmente en la prisión, acusado de actos de corrupción en la compra de equipos médicos. Los planes quedaron otra vez postergados. La caída del gobierno de Martín Vizcarra en noviembre del 2020, y luego el escándalo bautizado con poca imaginación como “Vacunagate”, en febrero del 2021, terminaron por desmoronar la mínima organización, estatal y regional, que se necesitaba para lanzar Alerta Covid. «El aplicativo estuvo disponible para descarga, pero nunca se hizo nada. Simplemente lo dejaron caer», resumió Lucía del Carpio. Sin lanzamiento, sin campaña informativa, sin ser parte de una respuesta mayor, el complejo juego de algoritmos vegetó sin uso en internet, hasta que un día sus creadores recibieron una comunicación del Minsa preguntándoles por qué la app había desaparecido de sus pantallas. Hechas las averiguaciones, resultó que no se había renovado el espacio alquilado en la nube. Alerta Covid simplemente se apagó en la nada.
Nota del editor: El texto corresponde al libro titulado Días contados de Luis Jochamowitz y Rafaella León, quienes relatan lo que sucedió durante el año 2020, mientras el país se sumía en el confinamiento. Hay más historias que el lector podrá enterarse desde el inicio de la pandemia y frustraciones que repercutieron en la vida de millones de peruanos.
2 Comentarios
ECAPCHA@GMAIL.COM
Cuanto le habra costado esta aplicación al Estado.
Cifuentes luis
La empresa Canvia fue la responsable de tan buen desarrollo