La participación de las mujeres en la industria de las tecnologías de la información (TI) ha sido históricamente limitada. Sin embargo, la historia de las TIC en Perú destaca a Marina López Hara, una valiente huancaína que en junio de 1987 regresó de Japón para liderar el centro de cómputo de la Universidad San Martín de Porres. Además de ser profesora de matemáticas y física con un posgrado en ingeniería de sistemas, López Hara era reconocida como asesora en procesamiento electrónico de datos. A pesar de sus credenciales, su nombramiento como jefa del centro de cómputo fue recibido con resistencia y prejuicios machistas en la universidad.